La suya es una historia de superación. Un relato desgarrador, de los muchos que suele regalar el fútbol. Facundo Farías, una de las revelaciones del Colón que conquistó la Copa de la Liga, es un guerrero que desde muy chico aprendió a luchar contra el dolor de las pérdidas irreparables y las carencias que laceran el alma.
Con solo 18 años, el delantero tuvo que transitar en su vida un camino difícil que le deparó experiencias muy duras. Cada obstáculo fue sorteado en base a su capacidad de resiliencia. Así, en su lucha cotidiana contra una adversidad que se tornó crónica, forjó el temperamento que muestra cada vez que sale a la cancha. Porque Farías es un atacante guapo, al que parecen no haberlo afectado demasiado las presiones de afrontar partidos determinantes.
La historia de Farías con la pelota comenzó en Corinthians Santa Fe, un humilde club de barrio que se disolvió. El punta creció en el seno de una familia muy humilde, fue criado por una de sus abuelas y pasaba mucho tiempo en la casa de uno de sus entrenadores, Darío Duarte. El técnico tenía un hijo de 18 años que falleció en esa época. Y al poco tiempo Facundo, que tenía 10 años, sufrió la pérdida de su mamá, quien lo llevaba a entrenarse y murió a los 26 años después de una ardua pelea contra un cáncer. Unidos por los lazos del dolor, Farías y Duarte se hicieron inseparables. Cuando el club Corinthians dejó de existir, varios entrenadores de esa institución se fueron a trabajar a Unión y quisieron llevárselo, pero el joven delantero, que por ese entonces jugaba de ocho, no quiso saber nada: su fanatismo por Colón era total. Al poco tiempo, Duarte entró a trabajar al Sabalero y se lo llevó. Fue su descubridor.
El pasado 27 de mayo, el juvenil sufrió otro golpe: su papá, quien apenas tenía 36 años, falleció luego de atravesar un cuadro de coronavirus. Era alcoólico y tenía enfermedades preexistentes: cirrosis. Ahora es su abuela la que tiene Covid-19 y los únicos sostenes que le quedan son su hermana, su novia, Abril, y su representante, Martín Sendoa, quien es casi un padre para él. Mientras su nombre ya suena en equipos como Atlético Madrid y Flamengo, el fútbol es su refugio para sobrellevar la tristeza. Es el león de Santa Fe.
ESTÁ SOLO EN LA VIDA
Por Luis «Pulga» Rodríguez
Facundo Farías es un niño. Y no exagero: él tiene apenas 18 años y yo ya ando por los 36. Podría ser mi hijo. Es un futbolista con unas condiciones bárbaras y no tengo dudas de que, en base a su constancia y si sigue por el camino del sacrificio, va a poder hacer una muy linda carrera. Jugó la semifinal contra Independiente como si nada, no sintió presión. Tiene esa característica que es fundamental: sabe disfrutar del juego, de los partidos. Y ha mostrado mucha personalidad a pesar de su corta edad, algo que es importante a la hora de jugar partidos que son determinantes. Lamentablemente, por distintas circunstancias, está solo en la vida. Los jugadores más grandes tratamos de cuidarlo mucho. Yo lo voy a llamar todo el tiempo, Eduardo Domínguez le está muy encima y el plantel también se mantiene muy cerca de él. Es la joyita que tiene Colón, un futbolista que tiene mucho futuro y al que todos le vemos proyección. Tiene que estar tranquilo, seguir aprendiendo y creciendo como lo viene haciendo. Acá lo más importante es la humildad. * El Pulga habló en ESPN.