El primer gol no se olvida. No lo hará Agustín Ruberto, quien metió un zapatazo cruzado, rezó por que la pelota superara a los guantes de Moyano y pudo festejar su primer tanto en la Primera de River, ni tampoco los que lo vieron patear una pelota desde que era un chiquilín: sus papás. En esta oportunidad, el que contó cómo vivió el debut goleador del juvenil de 18 años fue su padre, Fabián, que no pudo ocultar su emoción.
«Felicidad. Sensaciones que no pensé que iba a sentir nunca en mi vida, esto es increíble. Una locura», fue lo primero que le salió al papá de Ruberto al hablar con TyC Sports. Aunque lo estaba viendo de afuera, Fabián vivió el partido en carne propia: «Una le tenía que quedar. Cuando la tenía ahí pensé ‘pateá, pateá, por favor’, y le pegó y por suerte entró«.
Después del gol, el primero de muchos que convertirá con la camiseta de River, la familia Ruberto se topó con miles de sentimientos encontrados: «Nos abrazamos todos, lloramos, golpeamos, una felicidad tremenda… Lloramos con mi mujer, con los muchachos… Siento felicidad, es su primer gol en la Primera del club».
La emoción del papá de Ruberto por el debut goleador de su hijo
River Plate – 1-2-2024
El padre de Ruberto se emocionó con el partido de su hijo
Ruberto, el quinto goleador más precoz en la historia de River
“Desde chico estoy peleando por esto y estar acá y convertir en mi segudo partido es un orgullo muy grande”, dijo el chico Ruberto, el futbolista más joven en convertir en al menos las últimas 15 temporadas de Primera División y que este miércoles necesitó de apenas 31 minutos en cancha (había jugado 9′ ante Argentinos) para festejar su primer gol oficial con la camiseta de River con apenas 18 años y 17 días.
De este modo, se convirtió en el quinto goleador más precoz de la historia del club de Núñez detrás de Javier Saviola (16 años, diez meses y siete días), Lucas Ocampos (17 años, un mes y nueve días), el Keko Villalva (17 años, un mes y 21 días) y Fernando Cavenaghi (17 años, cinco meses y 20 días).
El centrodelantero que creció en las Infantiles e Inferiorres de la cantera del CARP como socio del Diablito Echeverri en la categoría 2006, ratificó las cualidades que había mostrado cuando fue el botín de oro en el Mundial Sub 17 (8 goles). Ya había tenido una clara chance apenas ingresó en reemplazo de Mastantuono, a los 23’ del segundo tiempo. En esa ocasión demoró la resolución tras un pase de Borja que le quedó atrás y lo forzó a perfilarse para la zurda, su pierna menos hábil. De inmediato, Ruberto recibió la pelota fuera del área y, antes de pisarla, metió un potente y preciso derechazo cruzado.