Carlo Ancelotti era el de siempre al ser presentado como técnico del Real Madrid el miércoles por la tarde según Marca. Bromeó con los periodistas presentes, habló de lo contento que estaba de estar de regreso en el Santiago Bernabéu y subrayó que cada jugador de la plantilla que hereda comenzará con la pizarra limpia; Sin embargo, esta postura no ha cambiado mucho con respecto al futuro de algunos jugadores marginales.
La historia se repite de muchas formas; cuando Ancelotti se hizo cargo del Madrid por primera vez, estaba in situ un viejo amigo, Kaká. Pero tras hablar con el club, Ancelotti se dio cuenta de que había llegado el momento de que el brasileño siguiera adelante y sancionó su salida; algo similar podría suceder este verano. Isco, Marcelo y Gareth Bale parecen puestos a la venta en el mercado y se les permite salir del club para traer dinero y sangre nueva.
Ancelotti tiene un lado despiadado que a veces se esconde detrás de una sonrisa amable. Si bien el italiano valora el pasado, no está paralizado por él. Tomará decisiones vacías de sentimiento en función de las necesidades del momento, y la sensación que emerge de la capital española en este momento es que el tiempo del trío antes mencionado ha llegado a su fin.