Se fue como llegó: corriendo hasta el último minuto, dejando el corazón y los pulmones en cada pelota, invirtiendo hasta la última gota de sudor en la calurosa noche de Santiago del Estero. Nicolás de la Cruz, acaso el mejor futbolista del año por su enorme despliegue y, principalmente, por su gran comprensión del juego, dinámica y calidad, se despidió de River.
El uruguayo se va a Flamengo a cambio de 16.000.000 de dólares, de los que a River le quedará la mitad por poseer el 50% del pase. Hace ocho días hubo una reunión entre el representante del jugador, Paco Casal, y el vicepresidente del club brasileño: Marco Braz. En ese encuentro empezó a redactarse este final, con una cruza de papeles que fue más allá de un simple acuerdo de palabra, ya que hubo una firma ad referéndum de parte del jugador y el gancho del Fla como compromiso para abonar la mencionada cifra. El jugador de 26 años tenía desde hace un par de temporadas la promesa de la dirigencia de aceptar una oferta. Rubricará un contrato con el club de Río de Janeiro por cinco temporadas.
De la Cruz dejó la cancha ovacionado. Y ya comenzó a despertar nostalgias porque supo dejar su huella en River, donde cosechó nueve títulos: la Copa Argentina 2016-17 y 2018-19, la Supercopa Argentina 2017 y 2019, los torneos de Primera en 2021 y 2023, el Trofeo de Campeones 2021 y la inolvidable Copa Libertadores 2018, además de la Recopa en 2019.
Ante Central completó los 90 minutos con un despliegue enorme: estrelló un tiro libre en el travesaño, exigió a Fatura Broun con un cabezazo peligroso y recibió un patadón de Campaz que le valió la tarjeta roja al colombiano.
En pleno campo de juego, De la Cruz festejó el título con sus dos hijas: Catalina y Agostina. River no lo olvidará. Y él no se olvidará de River.