No es un partido más el de esta tarde para River. Tampoco lo es para Central. Tampoco lo es para Boca. En Arroyito, ahí donde el equipo que dirige Miguel Ángel Russo no pierde desde hace 27 partidos y desde hace un año y tres meses (la última fue el 22 de agosto de 2022, 0-1 contra Banfield), el último campeón del fútbol argentino intentará asegurar su clasificación a los playoffs de la Copa de la Liga y, el Canalla, quedar en las puertas de la próxima Copa Libertadores. Ahí, claro, es donde aparece el interés de Boca.
El CABJ pasó de estar a 90 minutos, ó 120 para el caso, de ganar la Libertadores a hacer cuentas para entrar a la próxima edición. Y River, que matemáticamente se aseguraría su lugar en los cuartos de final con dos puntos, saldrá a la cancha con un contexto que no llega a ser el del año pasado en aquella definición contra Racing que le terminó sirviendo la Liga al eterno rival pero que sí tiene algún punto de contacto. Porque, ya lo han dicho por caso Barco y Colidio en la semana, directa o indirectamente siempre influye lo que suceda en la vereda de enfrente.
Tanto es así que habrá que ver cómo repercutió en algún punto la derrota del CABJ en la final de la Copa contra Fluminense: el sábado en el Maracaná el año de River se destrabó, cotizó más, subieron las acciones del título de la LPF, de los dos superclásicos ganados, del récord histórico en el Monumental y de los números de un ciclo que recién comienza pero que en el plano local dejó por el momento al equipo con una supremacía notoria.
Esa liberación que significó la caída de Boca, que ya influyó positivamente en términos de perspectiva para lo que ya ocurrió en 2023, ahora podrá o no tener un correlato dentro del campo: o es una inyección de confianza para jugar como visitante, acaso la gran problemática del CARP en la temporada, o tiene el efecto contrario de cierta relajación inconsciente. Se verá a partir de las 18.30 en el Gigante que estará a reventar y en una Rosario que este viernes recibió a River con una multitud que además le dejó un mensaje muy claro a Enzo Pérez: “¡Olelé, olalá, Enzo es de River, de River no se va!”, cantaron miles de fanáticos cuando el plantel salió a saludarlos desde el balcón del hotel Ros Tower.
Las dudas en el 11 de River para enfrentar a Central
Por lo demás, en la cabeza de Martín Demichelis pasarán algunas dudas para armar su 11 en función de las prestaciones de sus propios futbolistas y de su rival: en ese sentido, habrá que ver si el deté incluye a Herrera y/o a Enzo Díaz en lugar de Simón y/o Casco para subir el corte defensivo del equipo ante un Central que se hace fuerte por las bandas, especialmente con un Jaminton Campaz que es uno de los futbolistas más picantes de la temporada y que suele ser la llave del gol para el Canalla.
Después, claro, Demichelis tendrá que decidir si vuelve un Nicolás de la Cruz ya recuperado de su tendinitis y, especialmente, por quién: o saca a Aliendro para dejar al uruguayo como ladero de Enzo Pérez o el que sale es un Nacho Fernández con rendimientos algo irregulares en lo que va del semestre, acaso perjudicado por una posición que le saca panorama contra la raya o de espaldas al arco. Arriba, la pelea incansable por la nueve tendrá otro capítulo: Rondón o Borja. Hace poco más de tres meses, MD ponía también en Rosario como titular al venezolano en un equipo alternativo y el colombiano posteaba un emoji en disconformidad: si entonces llamaba la atención la decisión del técnico, a esta altura del asunto, en una pelea que es gol a gol, podría jugar cualquiera de los dos y sería lógico. Todo listo entonces en Arroyito: pinta partidazo…