Elecciones en Boca: la nueva pelea entre Macri y Riquelme por la presidencia del club

La derrota en Río de Janeiro fue la batiseñal que esperaba la oposición. Con Boca llevando la Séptima a las vitrinas del club, las elecciones del 2 de diciembre hubieran sido un acto meramente formal con resultado puesto: la garantía automática de que el actual oficialismo, con cualquiera de sus formas, ya tenía asegurados cuatro años más de gestión en el Xeneize.

La consagración de Fluminense en el Maracaná alteró el avispero político interno. Fue la primera señal del fin de la hibernación del macrismo, que hasta el sábado mantenía la candidatura de Andrés Ibarra con apenas el piloto encendido. Ahora, el escenario es otro, al punto que el secreto a voces que se maneja por estos días en el Mundo Boca tiene que Mauricio Macri decidió jugar fuerte el en tablero electoral del club, al punto que tiene decidido acompañar a Ibarra como vicepresidente.

Sí, una movida que lo pone en el centro del ring, para una pelea mano a mano con otro peso pesado de la historia xeneize: Juan Román Riquelme. La pelea por el club, segundos afuera, primer round.

Es una disputa entre los dos personajes más fuertes del último cuarto de siglo de la vida de Boca, que tiene tintes políticos, ideológicos, pero también personales, con cuentas pendientes que vienen de la relación dirigente-jugador, en un bolonqui que arrastró al barro hasta la interna del plantel, al mismo Carlos Bianchi y hasta al Topo Gigio.

Los dos continuaron la pelea durante años, con frases por elevación, críticas implícitas y mensajes directos. Desde Román acusándolo que usó al club como plataforma política para ser presidente de la Nación a Mauricio pegándole por sus manejos del fútbol. Entre ellos hubo de todo menos amabilidades.

Pero no fue sólo la caída en Brasil lo que puso en marcha la usina política del macrismo. Las horas que siguieron a la derrota ante el Flu sumaron energía al sector: la renuncia inesperada de Jorge Almirón desnudó una crisis futbolística que agravó la derrota, porque dejó vulnerable al patio trasero de Román, la quinta que él maneja, que hasta el momento había esquivado todas las crisis anteriores como la salida de Miguel Russo, los entrenadores joystick como Sebastián Battaglia e Hugo Ibarra y las sucesivas eliminaciones de la Libertadores, amén de los conflictos con el plantel, la salida de Carlos Tevez y el disfuncional accionar del Consejo de Fútbol.

Para Macri es una jugada lógica, su presencia como vice de Ibarra le da cierto grado de maniobra, según la marcha de los acontecimientos. En el ojímetro del club, Riquelme sigue siendo gran candidato a ganar las elecciones, pero si el equipo llega a quedar afuera de la Libertadores todo puede cambiar. Así, Macri puede manejar un poco su grado de exposición mediática, sumándole o quitándole protagonismo a Ibarra según convenga.

Él también se juega una ficha fuerte el 19 de septiembre en las elecciones nacionales. Si lo que apostó a favor de Javier Milei en el balotaje termina siendo ganadora, eso le sumará un poroto importante en las elecciones en el club. Por lo pronto, a Macri no le costará nada asumir la conducción virtual del espacio, y de la eventual administración del club en caso de triunfo, o quedar como un mero acompañante ante una derrota. Se verá.

¿Dónde juega Román? En una semana, debe confirmar muchas decisiones. La primera, si se corta solo y se presenta desde su agrupación Soy Bostero, plataforma en la que estuvo trabajando en los últimos años para lograr su oficialización. La segunda, el lugar que ocupará en la fórmula. La tercera y quizá más importante, el armado político. Otra vez, la derrota en el Maracaná le complicó los planes.

En modo ganador, no hubiera necesitado más que su propio nombre. Pero la realidad le marca una cancha diferente. El actual secretario, Ricardo Rosica, es un hombre clave. Del riñón de Jorge Ameal, se fue acercando al riquelmismo desde la gestión, al punto que rompió lazos con el actual presidente y algunos lo mencionan encabezando la fórmula, pero en el oficialismo hay pura incertidumbre. “Nunca nos pasó algo así, no tenemos idea cómo vamos a jugar”, dicen en Brandsen 805. No es una novedad, en el Mundo Román, el único que sabe lo que va a pasar es él…

¿Y Ameal? Hoy, es un factor clave la postura del actual presidente. Tiene su agrupación Juntos por Boca, la misma que llevó al triunfo a la fórmula que integró en 2019 con Riquelme y Pergolini, y un armado político como para presentarse a elecciones. Ameal no es fácil de arriar y, como están las cosas, Román no puede permitir que el oficialismo vaya dividido.

Hoy es, si bien se mira, el Alberto de Román. Jorge Amor puede mantener su candidatura en pie hasta último momento para obligar a JR a negociar con él. Dicen que estuvieron hablando del tema, y que la reunión no terminó entre ellos.

Como fuere, el escenario está abierto. Será una pelea mano a mano, más allá del lugar que ocupen en la lista. La grieta en su máxima expresión, habrá que alquilar el Luna Park…