Racing iba primero y se fue su entrenador Fernando Gago, escuchando el clamor de su público para que dejara el club. Boca está a un partido de la Copa Libertadores y a tres de la Copa Argentina, pero había el jueves un tufillo a que su técnico Jorge Almirón se estaba jugando el puesto ante Palmeiras.
River fue campeón hace poco más de dos meses, pero también una semana atrás todos los ojos apuntaban a la estabilidad de Martín Demichelis si no le iba bien en la Bombonera. El mismo Gabriel Heinze, que se fue ganador del Nuevo Gasómetro, venía de tres derrotas al hilo y también había ayer un aroma a despedida si Newell’s perdía.
San Lorenzo cayó 3-0 de local, un estruendo en el lugar que se había convertido en una verdadera fortaleza. Quedó octavo, hace seis partidos que no gana. Y su juego no entusiasma a nadie. Pero los gritos hostiles, los cantos indignados, ni rozan a Ruben Insua que, por el contrario, es ovacionado una y otra vez y, hoy por hoy, es el máximo ídolo del Cuervo.
Los gritos son todos contra una dirigencia poco menos que virtual, que quizá ni estaría si se hubiese cumplido el cronograma de elecciones: la gente le reconoce al Gallego haberse jugado la ropa en un momento dificilísimo, y haber sacado agua de las piedras, con un plantel carenciado con el que le presentó algo de pelea a River en la liga pasada, recibía muy pocos goles, llegó hasta el segundo cruce de mata-mata en la Sudamericana y sigue en la Copa Argentina.
Los endebles argumentos futboleros en que se sostiene (venía de seis empates seguidos en la Copa LPF) van languideciendo, Batalla no te puede salvar siempre, y es una lástima que a Insua, a quien ningún Cuervo de ley dejaría que le tocaran un pelo, no lo acompañe un proyecto institucional para probar y probarse que es más que un milagrero que se arregla sin recursos para tratar de no perder.
Newell’s Old Boys – 8-10-2023
Ramiro Sordo sentenció el encuentro ante San Lorenzo
San Lorenzo – 8-10-2023