No brilla, no luce, no es para alquilar balcones y los más liristas dirán que no paga el precio de la entrada. Pero los hinchas de San Lorenzo sueltan los billetes con una sonrisa de oreja a oreja, felices y orgullosos, porque el equipo de Ruben Darío Insua puede que no brinde espectáculo, que no mire las estadísticas de posesión de pelota ni los mapas de calor, pero tiene una entrega y un sacrificio que no se pueden discutir.
Es cierto que estuvo desconocido, que extrañó horrores a Gastón Hernández en el fondo (desafectado a último momento) por un cuadro febril) y a Nahuel Barrios (por un tema muscular ni siquiera concentró) en ataque, entonces no estuvo firme para cuidar su arco ni encontró los caminos al arco rival.
En el primer tiempo Belgrano no solo fue mucho más sino que incluso tuvo las más claras, siempre con Lucas Passerini de protagonista, que obligó a Augusto Batalla a una doble tapada primero y a desviar con una volada bárbara un cabezazo del 9 después. Sin embargo, el local se fue arriba al descanso porque entre Ariel Penel, que estaba en el VAR, y Darío Herrera cobraron un penal increíble por una mano del chileno Ibacache (sí, aquel de la novela con Insua que ni llegó a debutar en Boedo) que no pareció ampliar el volumen del cuerpo ni estar en una posición antinatural. Poco le importó entrar en la polémica a Adam Bareiro que no dudó y cambió penal por gol.
Los del Gallego apenas habían mostrado algo cuando la pelota pasaba por Gonzalo Maroni y por Malcom Braida, que incluso llegó a meter un centro bárbaro que no fue gol de Auzqui por la tremenda atajada de Nahuel Losada. Pero sin el Perrito no pudo lastimar por las bandas y por eso el DT sacó a Auzqui en el entretiempo y, al ratito, a Leguizamón.
Cambió San Lorenzo, principalmente porque Maroni empezó a pesar más al tener mayor libertad para moverse. Pero en ese momento, que era donde mejor parecía estar el equipo de RDI, golpeó Belgrano. En menos de diez minutos le dio vuelta el resultado con dos córners desde la izquierda: en el primero falló Batalla en la salida y Juan Barinaga empató con el arco vacío y, a los pocos minutos, anticipó bien Alejandro Rébola, cabeceó Passerini y el travesaño le negó el gol pero en el rebote el delantero, casi en la línea, volvió a empujarla con la bocha ante la desesperación de Batalla y el pibe Irala.
El 1-2 lo dejó golpeado al Ciclón y pasaron varios minutos hasta que pudo reaccionar. Insua también trató de patear el tablero y como pocas veces usó los cinco cambios y desarmó el dibujo táctico. Y fue, porque San Lorenzo va siempre, y de tanto ir tuvo premio. Ya había avisado Braida con una tijera tremenda que obligó a otra atajada cinco estrellas de Losada, pero en la última apareció Gastón Ramírez (debutó entrando unos minutos) que sacó a relucir su pegada y le puso un centro bárbaro para que Bareiro gane en las alturas y lo empató para dejar en claro que el Ciclón puede tener una mala tarde, pero nunca baja los brazos.
El resumen del empate entre San Lorenzo y Belgrano
San Lorenzo – 26-8-2023