El deporte es un medio de repercusión muy rápido, incluso instantáneo, donde un movimiento da una imagen que circula en proporciones extremas. estamos aquí en el centro de São Paulo compartiendo a Benzema, que se marcha del Real Madrid como el actual mejor jugador del mundo, con la camiseta del Al-Ittihad. Hay un precio para garantizar esta exposición y hay gente que lo paga, se hace. Compra, deposita y vuela.
Sobre los niveles financieros, cerraré el tema en este párrafo porque no tengo mucho en que pensar. En una cuenta rápida, el salario de un mes de un entrenador de la Serie A en Río de Janeiro es mucho, mucho más de lo que recibí en salarios sumando toda mi vida adulta (tengo 35 años). Los futbolistas de élite trabajan por valores desproporcionados con su entorno. Sin juicio de valor, pero no tengo medida para la escala que saltará de lo obsceno a lo más obsceno. Es una tontería especular cuánto se gana con mil o dos mil salarios mínimos. Ah, y si contigo? no será No necesitamos perder el tiempo con hipótesis millonarias o proyectando comparación entre nuestra vida y la de ellos. Podemos evitar esta vergüenza normalizando cuánto acumulan estos muchachos, respetando que trabajan en una actividad que paga mucho.
Lo que me interesa no es debatir la elección y el por qué de Luís Castro, sino qué hacemos con este escenario. Los personajes del Campeonato Brasileño siempre están bajo la posibilidad de recibir una invitación al dinero en vida. Es una liga de aspirantes, gente que vive con la posibilidad de buscar mayores niveles de comodidad, estabilidad y cuenta bancaria (muy justa). ¿Como proceder?
El jueves de Lus Castro fue raro. Si bien se defiende diciendo que tenía una reunión programada para el viernes y, por lo tanto, necesitaba dedicarse normalmente al juego de Nilton Santos, una conversación ingenua o una dosis de comodidad retórica, piensa que los agentes, intermediarios, empresarios y abogados en Arabia Saudita, en Portugal y Brasil no informarán los matices del negocio. Incluso sabemos muy bien que una de las atribuciones del actual futbolista a articular con sus asesores y staff es la relación con la información. No es la prensa misma la que exagera la telenovela, señor. cualquier entorno en el que seas protagonista.
Luis Castro ya no es el técnico del Botafogo
El Botafogo fue informado este viernes (30) por el técnico Luís Castro sobre su decisión de aceptar una propuesta de un club del exterior, lo que pone fin a su rol de mando técnico del equipo. Los asistentes Vitor también abandonan el Club… pic.twitter.com/qqVel9Yxsi
%u2014 Botafogo FR (@Botafogo) 30 de junio de 2023
¿Qué nos quedará sino defender el valor de nuestras camisetas? Porque el día que la afición del Botafogo no se queje de un entrenador que deja el Estrela Solitria por el Al-Nassr en pleno campeonato, más vale parar todo. Castro lo reconoció. Dijo que las palabras que le dirigió tras el melancólico empate ante el muy eliminado Magallanes son justas, comprensibles, viniendo del apasionado alvinegro. Pero, ¿por qué una visión tan amplia y abierta de la situación -y los portugueses entienden mucho de fútbol, eso es innegable- no se tradujo en una mejor conducción de la semana?
El fútbol es un negocio, sin romanticismos. Llegan propuestas, los adultos se sientan a hablar de ellas, está bien. El dueño del club hizo cuentas en algún momento al plantearse la destitución del técnico, que ahora tiene todo el derecho de marcharse por otro. Es parte, no caliente, efímera, semana a semana. Pero el cariño no se envía con membrete, el cariño no se demuestra fingiendo que todo está bien, hablamos mañana. Una bonita relación, que acuna un sueño de Botafogo después de tanto tiempo, merecía un final más certero. No creo que Lus Castro sea como los demás, al contrario, creo que es una figura que se va a extrañar, porque es diferente al promedio. Pero la salida fue más de lo mismo, lástima. No es posible que no se haya ido sin todo ese ambiente, esa imagen de descuido.
El trato se vino abajo como un anticlímax. Entre el gol de Tiquinho en el Palmeiras y la emotiva despedida de Carli, el Botafogo quería vivir en el cielo, pero se enredaron en una conexión que tardó en completarse. Lus Castro pareció minimizar esto en la rueda de prensa que irrumpió en la madrugada del viernes. Llegó a decir que él, «el actor principal» de esa obra, aún no había subido al escenario. Que esto pase en nuestra vida, recibir una invitación, cambiar o quedarnos en el trabajo. Vaya, Castro. Sabes muy bien cómo toca la banda, lo que representas. Por supuesto, la vida del club continúa. Con todo el derecho a esperar a una reunión programada para tomar la decisión formalmente, pero vaya, Castro. Si todos conocen la historia, cambió de carácter, se escapó, se escapó de su agenda, generó interés, creció. Se descontroló y se descontroló un poco, convirtiéndose en un ruido que se reflejó en la propia conversación final tras el 1-1, dando vueltas e intentando establecer ahí un diálogo temporal.
Tch Tch, acompañando la rueda de prensa con la misma firmeza de siempre, se mostró respetuoso con el comandante sin caer en pieles de plátano para acariciar el caso. Incluso llegó a decir que no hay que tergiversar el concepto de familia, cuando la conversación casi inicia con un familiar que se ve obligado a separarse de sus hijos. Menos Vuelve al suelo y reanuda el curso de la conversación. La plantilla jugó con él, quieren que se quede, dijo el centrocampista, pero ya está, nadie se va a morir de tristeza tampoco, no.
Aún nos queda como comunidad futbolística valorar el espacio y la atención que le damos a los análisis estructurales, grandes reflexiones y niveles de análisis estimados para profesionales que, en cierto modo, están de paso. Luís Castro era un comentarista de la Copa del Mundo en la televisión, un columnista de un periódico, muy escuchado y debatido y, al final, era un trabajador más en tránsito. Sucede, contextual, en realidad tiene grandes ideas y acordamos valorarlas. No hay forma de saber cuánto durará, podría haber sido expulsado antes de todos modos. Pero curioso pensar en eso ahora. Cuando el juego duró medio turno, se acabó.
Para la secuela, se mantiene esta duda natural de cara a cómo se las arreglará el equipo en este nuevo momento. El Botafogo tiene un equipo muy unido, concentrado, con varios buenos jugadores en una fase top y, sobre todo, un equipo feliz jugando, bien resuelto con lo que pase. Más allá de la táctica o de alguna que otra elección de campo, me parece que ese es el punto principal, mantener el ánimo de un equipo que, de repente, tras unos momentos muy malos, vio la luz hace dos meses. El fútbol tiene mucho que ver con el encuentro, y quien llegue tendrá que acoger, y ser bienvenido, en este barco que por fin se encuentra en el buen camino. No será fácil, sobre todo porque el aumento reciente está muy por encima del promedio.