Ésta será una vuelta especial para Agustín Palavecino. Particular, cuando menos. Por lo negativo, ese recuerdo amargo de haber protagonizado la campal superclásica en el Monumental, y por lo positivo, como lo es el enfrentamiento con su hogar futbolístico, Platense. Un chimichurri de sensaciones, entonces.
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Pala estuvo una semana fuera de las canchas por haberle dado comienzo a la gresca entre River y Boca: su grito de gol de cara a los rivales, que cayó mal en la cancha y en los tribunales (un integrante, Sergio Fernández, llegó a pedir un castigo de cinco fechas para él), le valió una jornada out. De vuelta disponible, tras haberse disculpado pública y privadamente (Demichelis le contó a Olé que el volante le pidió perdón cuatro veces), AP8 tendrá la oportunidad de hacer buena letra con la pelota en los pies.
Enfrente, nada más y nada menos que el Calamar. Ese club en el que hizo su feliz estreno apenas pasada la mayoría de edad, jugó más de 100 partidos y conquistó un ascenso a la PN. El mismo que, indirectamente, hizo posible que diera un salto gigantesco hacia River: su rendimiento ante el equipo de Gallardo, en la Copa Argentina del 2018 -una derrota 2-0 en octavos-, dejó un buen recuerdo en Núñez. La semilla para que tres años después lo fueran a buscar…
“Tiene talento para adaptarse a nuestro equipo”, había presagiado el Muñeco, quien ese 2021 festejaría su primera Liga en el CARP de la mano de Julián Álvarez, Enzo Fernández y, claro, un Palavecino fenomenal.
La historia de Palavecino en Platense
“En Platense viví muchas cosas, tanto buenas como malas”, dijo alguna vez el volante de River. Entre las malas, apretadas y días feos que hicieron que “llegara a mi casa y le dijera a mi papá que no quería jugar más al fútbol”, como le contó a ESPN.
No obstante, su recuerdo del club es el mejor. Y es recíproco, eh. Porque Pala probó su cariño festejando el retorno a Primera y yendo al Ciudad de Vicente López cada vez que pudo, pero Platense no se quedó atrás: le entregó una plaqueta, su hinchada coreó su nombre aun cuando no estaba representando al manto y, fundamentalmente, en uno de sus cruces -fueron cuatro, todos con victoria para River- lo anunció con un “con la camiseta #8, nuestro querido Agustín Palavecino”. Calamor mutuo.