Si se le tuviera que encontrar un punto bajo a esta última versión del río Delaware Marcelo Gallardo seguramente se hablaría de la falta de contundencia en muchos partidos de este semestre en los que el equipo peloteó a los rivales y no pudo convertir. ¿Por qué ocurre? A veces por un poco de mala suerte, otras porque el arquero rival es figura, pero en general porque falta precisión en el último toque. Y eso se le podría adjudicar perfectamente al desfasaje de jerarquía que, lógicamente, hoy tiene el recambio del Muñeco entre juveniles que recién arrancan y refuerzos que pasan por un período de adaptación al club ya los métodos del deté. Un desfasaje que pudo haber llevado a rotar menos de lo esperado ya producir cierto desgaste en los jugadores más probados del plantel, que en más de un juego no estaban finos para subir el porcentaje de efectividad.
Esta vez River sabe que no tiene margen para errar las situaciones que genere. Esta vez no hay revancha. Son 90 minutos y es el clásico de toda la vida, el sexto mano a mano de un ciclo que estuvo teñido de esta clase de desafíos. Y esta vez, también, los planetas se terminaron de acomodar para que Rafael Santos Borré y Matías Suárez, acaso la mejor dupla de ataque del país, pueden estar de entrada en la Bombonera después de un mes y medio sin haber sido titulares a dúo (la última vez, el 3/4 en el 0-0 contra Arsenal en Sarandí), con lo que eso significa.
¿Qué significa? Bueno, en números quedará en evidencia el valor de la dupla: entre los dos, contando gritos y asistencias, ya provocaron más de 100 goles para el River de Eme Ge. Sí, descontando los tantos en los que participaron mutuamente (nueve), entre el Máquina y Oreja llegan a 109 festejos. RSB9 aportó 55 y 17 asistencias (tres a Suárez), mientras que MS7 ya se convirtió en 25 tantos con 21 pases-gol (en ese ítem fue el mejor de la última Libertadores junto a Rony, de Palmeiras), de los cuales seis fueron para el ex Atlético de Madrid. Y la buena noticia es que los dos llegan enteros …
Una dupla que llega afilada
Suárez no tardó en mostrar su clase y desequilibrio en su regreso al equipo el domingo pasado contra Aldosivi después de haber frenado un mes por una sinovitis en la rodilla derecha primero y por su aislamiento preventivo por haber sido contacto estrecho de un caso de Covid-19 después. El cordobés, que cumplió 33 años justamente contra el conjunto de Gago, necesitó de media hora para ser la figura del equipo, con una asistencia brillante a Paradela y un gol con cabeza fría sobre el final para liquidar el 4-1 con el que River avanzó a este cruce de riesgo.
Y el colombiano, que había sido uno de los que han sufrido el desgaste de esta seguidilla interminable de partidos entre copas locales e internacionales (venía con una sequía de cuatro juegos), volvió al gol también con Aldosivi, con una jugada propia de sus mejores momentos en el ciclo del que es goleador absoluto con 55 gritos. Aún con un arranque de temporada irregular y con la incertidumbre siempre latente sobre lo que pasará a mitad de año con su futuro a días de que finalice su contrato con el CARP, RSB sigue siendo clave para el equipo. Y si lo tiene a Suárez al lado, se relame …
Los dos delanteros que se perfilan para ser titulares en La Boca son los que deben terminar de desbloquear una defensa rival que a priori estará tan nutrida como lo estuvo el último 14 de marzo, cuando Russo -como hacen buena parte de los técnicos del país cuando se enfrentan a River- cambió especialmente su diagrama táctico para armar una línea de cinco atrás. Lo bueno en este caso es que más allá de los 33 minutos que jugaron ambos el miércoles en Barranquilla contra Junior, los dos dosificaron esfuerzos (y, sobre todo en el caso de Suárez, sumaron ritmo) como para llegar al clásico de la mejor manera posible. Y claro, ninguno se lo quiere perder.
Borré ya le hizo dos goles a Boca (además hizo otro en un amistoso de verano): de penal en el 2-0 por las semifinales de ida de la Copa Libertadores 2019 y de cabeza en el 2-2 que se jugó el 2/1/21 cuando todavía quedaban restos de pan dulce en la mesa de los hinchas, pero aún le falta una actuación consagratoria contra el rival de toda la vida. Igual que a Suárez, que jugó muy bien en aquella noche copera contra el Boca de Alfaro asistiendo con mucha clase a Nacho Fernández para el 2-0, pero que aún no hizo goles en los cinco superclásicos que jugó (y tampoco en Belgrano, donde lo enfrentó en tres oportunidades). Qué mejor que el domingo, entonces: la mesa está servida y habrá que darle play a la música Bo-Sua nova …