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Barcelona hizo exactamente lo que se necesitaba de ellos el miércoles por la noche en el Camp Nou, logrando una victoria por 3-0 contra el Sevilla para asegurar su lugar en la final de la Copa del Rey. El Sevilla había ganado el partido de ida por 2-0, pero el Barcelona, animado por su derrota por 2-0 ante el Sevilla en La Liga el pasado fin de semana, hizo el trabajo.
Ronald Koeman mantuvo el sistema de tres en la espalda que tan bien le sirvió en el Sevilla, eligiendo dejar en la banca a Antoine Griezmann por tercer juego consecutivo y darle protagonismo a su compatriota, Ousmane Dembélé. El francés pagó a su entrenador en el minuto 12, dejando a Tomas Vaclik inmóvil como una estatua entre los postes con un verdadero golazo. El Sevilla tuvo entonces una oportunidad de oro para empatar en la segunda parte, pero el sustituto Lucas Ocampos vio su débil penalti salvado fácilmente por el portero del Barcelona Marc-Andre ter Stegen.
Fue un error que lamentarían, ya que Gerard Piqué anotó el empate global del Barcelona para llevar el partido a la prórroga en el minuto 94, una desventaja adicional para el Sevilla dado que se quedaron con diez hombres tras la tarjeta roja de Fernando momentos antes del gol. Martin Braithwaite luego puso al Barcelona en el asiento del conductor con un tercer gol, conectando bien con un centro de Jordi Alba para confirmar una remontada impresionante.
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