Todavía resuenan, al menos para Conmebol, las palabras de Eduardo Méndez que tanto incomodaron hace solo una semana, horas antes del duelo entre Santa Fe y River Plate por la Copa Libertadores.
Este lunes vencen los términos en el expediente que le abrió la entidad por una importante lista de agravios derivados de una declaración: «River es un equipo consentido y querido por Conmebol, es un equipo grande en Suramérica y por lo tanto hay que respetarlo. River no tenía ninguna obligación, y Conmebol aceptó la respuesta de River. No quiero generar polémica, pero sabemos River y Boca son importantes”.
De esa opinión se desprendieron las siguientes infracciones:
-Comportarse de manera ofensiva, insultante o realizar manifestaciones difamatorias
-Violar las pautas mínimas de lo que se ha de considerar como un comportamiento aceptable en el ámbito del deporte.
-Insultar de cualquier manera y por cualquier medio a la Conmebol
-Utilizar un evento deportivo para realizar manifestaciones de carácter extradeportivo.
¿Cuál será su estrategia? La ventaja en este caso es que Eduardo Méndez es, además de un hábil directivo, un abogado experto. Entiende el alcance de sus palabras pero tiene preparada una buena defensa.
La primera respuesta a la lista de quejas será pedir tiempo, pues entre viajes y reuniones para definir la localía de los próximos partidos de Copa Libertadores de Santa Fe, no ha tenido ocasión de ocuparse del tema como se debe. Después habrá que evaluar detalles como, por ejemplo, saber si es él quien emitió su opinión o fue alguien, suplantándolo, intentando generar polémica. En épocas de redes sociales todas las opciones son evaluables.
Un segundo escenario es dilucidar si en esa frase, «River es un equipo consentido y querido por Conmebol», realmente hay una ofensa.
Julián Anzola se dedicó a estudiar el caso y en su cuenta de Twitter opinó: «no implica un comportamiento ofensivo, insultante o difamatorio, tampoco puede considerarse como violatorio de las pautas mínimas de lo que se considere como comportamiento aceptable, ni un insulto».
Y añadió: «Las opiniones personales, respetuosas y contrastadas no pueden ser consideradas como sancionables. En el fútbol se habla y se dice lo que es evidente. Nadie ha dudado de la imparcialidad de CONMEBOL, pero al igual que en relaciones interpersonales todos tenemos consentidos».
Por ese camino estaría, entonces la estrategia de defensa: ¿Qué es ofender? ¿Qué es menoscabar? Y entonces averiguar qué tanto influye que se hablara de un equipo como River Plate, uno de los que más atrae audiencia en el continente y, más que nada, que tan alejado de la realidad está asegurar que, bajo esa verdad comprobable, no puede haber un prejuicio al juzgar la declaración.
El último escenario posible sería una conciliación, un espacio para aclarar lo que se quiso decir, una disculpa que no suene tan así. Y ahí es donde radica el la complicación de esta opción: los protagonistas, léase Méndez y Conmebol, no están pensando, por ahora, en admitir algo así.