Tan pronto como había nacido la ilusión de volver a ver a la Real obrando relatos de oro en la Copa de la Reina, el Atlético de Madrid desvaneció la aspiración. Una versión descendente, cansada, de las de Arroyo supuso la eliminación en cuartos de final. Fue doloroso porque el gol de Ajibade fue en el minuto 91. Y, a su vez, la resolución de un desenlace predecible por los síntomas que fue dejando el partido.
La mejor Real se dejó ver en la primera parte. Asistida por una riqueza de recursos capital para ser más que el Atlético de Madrid en el dominio del partido. Maitane se adueñó de la jefatura de las operaciones, apoyada en la velocidad de Latorre y la sociedad conformada por Eizagirre y Palacios. Si por la derecha se complicaba la confección del peligro, Rábano asomaba por la izquierda con calidad y en la elección y medición de los centros.
Salvo cuando Mendoza inquietaba con largas diagonales, la Real apostó más por trenzar pases a ras de césped mientras el Atlético de Madrid aplicaba el cerrojazo. Las de Arroyo llegaban al área con tanta insistencia como falta de tino en el momento clave. En la estrategia sí hicieron que las madrileñas atravesaran apuros. Las únicas en susurrar el gol fueron Nahikari en una carrera y Palacios, que rozó el larguero desde fuera del área.
El mayor lastre para la Real era dejar sin efecto sus prometedoras hechuras. Y que en el bando enemigo había una delantera imparable: Ludmila. Veloz y potente, la brasileña descosió a la defensa realista. Y visitantes fueron las ocasiones más claras dentro del tiempo reglamentado.
Quiñones aplaza el 0-1
Ajibade había perdonado a la Real, en soledad ante Quiñones, y a medida que avanzó la tarde la derrota de la Real cogía forma. Se veía venir. El Atlético de Madrid pasó a residir en el campo de una Real cada minuto con menos fuelle. Atormentada, sobre todo, por una Ludmila autómata en aquella de hacer un traje a todo el entramado de la retaguardia.
La de Sao Paulo recortó a Rábano para que Quiñones ahuyentara el peligro a la hora de partido. La portera de la Real aplazó el disgusto. Una parada excelente de la hondarribiarra a Santos salvó los muebles en el minuto 53.
La enésima internada de Ludmila por el costado derecho en tiempo de prolongación sentenció a la Real. La zaga defendió la acción demasiado abierta en semejante momento y lo pagó. El denominado pase de la muerte de Ludmila fue empujado por Ajibade para dar al Atlético de Madrid el pase a las semifinales. Y para dejar en la calle a una Real con los plomos fundidos.
Real Sociedad, 0
Quiñones, Lucía, Mendoza, Tejada, Rábano (Etxezarreta, min. 61), Maitane, Gemma (Itxaso, min. 86), Latorre (Amaiur, min. 61), Palacios (Franssi, min. 61), Eizagirre, Nahikari.
Atlético de Madrid, 1
Peyraud-Magnin, Aleixandri, Tounkara, Van Dongen, Strom, Meseguer, Santos, Sampedro, Ajibade, Laurent (Castellanos, min. 64), Ludmila.
Goles:
0-1: Ajibade (min. 91)
Árbitra: Gil Soriano. No hubo amonestaciones.